Ronaldo Tadeu de Souza (Universidade de São Paulo-USP)
Eje Temático Estética y Política
En su ensayo de crítica cultural y teoría social “Pós-Modernismo e Sociedade de Consumo” el crítico literario Frederic Jameson diagnosticaba que la característica fundamental de la sociedad y cultura contemporánea es la pérdida de la temporalidad histórica y subjetiva. Para Jameson la cultura contemporánea mixtura los tiempos históricos de modo tal a obliterar nuestras experiencias históricas constitutivas (pérdida de la temporalidad histórica), e impone a los individuos una separación dramática entre significante y significado de tal manera que nuestra formación subjetiva (en tanto sujetos de resistencia y acción política) queda subsumida a los elementos del consumo y de la cultura de masas. El efecto de este fenómeno cultural contemporáneo es la imposibilidad de pensar a la política en su inmediaticidad. A partir del diagnóstico jamesoniano: cuáles son las posibilidades de revertir el actual cuadro cultural, histórico y consecuentemente político? Cuáles son las posibilidades de retomar la interacción entre las estructuras de la historia y el horizonte de expectativas (Koselleck)? La postulación que la presente comunicación propone para el debate, con el objetivo de responder aproximativamente a las cuestiones formuladas anteriormente a partir del diagnóstico de Jameson, es que la acción política puede ser retomada si conseguimos reconstruir la memoria como potencia afirmativa. La lectura de la obra literaria de Marcel Proust, en especial los volúmenes 1, 6 y 7 de “Em Busca do Tempo Perdido” (respectivamente “O Caminho de Swann”, “A Fugitiva” y “O Tempo Redescoberto”); bien como la teoría de la historia de Walter Benjamin, en particular los textos “O Narrador”, “A Imagem de Proust” e “Sobre o Conceito de História”, son requisitos teóricos inerradicables para pensar la reconstrucción de la memoria como sujeto político. Así, en Proust podemos encontrar el narrado Marcel formándose como sujeto en la instantaneidad del tiempo que pasa y reconociendo su fragilidad existencial –la solución para Marcel fue aprehender el tiempo (actuar sobre el tiempo) por medio de la obra de arte; en Walter Benjamin podemos verificar que la historia es siempre la imagen del pasado fragmentado, y fragmentado por la lucha de clases, por la barbarie – en Benjamin la propuesta que podría solucionar la fragmentación del pasado es el Estado de excepción de los de abajo como horizonte de expectativas. En efecto, propongo como debate para estas V Jornadas Debates Actuales de la Teoría Política Contemporánea lo siguiente: pensar la relación entre memoria y obra de arte (estética) en Marcel Proust y Walter Benjamin como teoría política – pues es en el reconocimiento de nuestra fragilidad existencial, por la fuerza impuesta del tiempo y por el recuerdo de la fragmentación impuesta por la barbarie, que tendremos condiciones de formarnos como sujetos de acción política frente a las crisis contemporáneas.
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