martes, 6 de septiembre de 2022

No future: repensar la política

 XI Jornadas Debates Actuales de la Teoría Política Contemporánea

 

No future: repensar la política

28 y 29 de abril de 2023

UBA - Ciudad Autónoma de Buenos Aires



Tanto el pensamiento como la acción política parecen actualmente incapaces de imaginar un futuro que no se reduzca a la repetición de la emergencia permanente en la que estamos inmersos. En cierto sentido, nuestro presente va siendo continuamente cifrado y deglutido en torno a una emergencia que reclama medidas excepcionales, obturando la imaginación y experimentación de otros mundos posibles. Dicha emergencia se transforma así tanto en un síntoma de la época como en una técnica gubernamental que vuelve aceptables medidas que en otro contexto no hubiesen sido toleradas. En ese marco, nuestra política no parece estar a la altura de los desafíos generados por el mundo tecnológico, científico y económico que habitamos. No es casual que los relatos distópicos y apocalípticos hayan colonizado nuestro imaginario político-cultural, mientras que el pensamiento crítico, inmerso en un repliegue defensivo, se ha limitado a describir y analizar el funcionamiento de los dispositivos de poder que nos gobiernan, sin poder franquear los límites del presente y abrirlo hacia otros mundos posibles.

 

Esta situación se hace enormemente problemática si atendemos a lo que está en juego. Por un lado, por las dimensiones de los desafíos que enfrentamos como seres vivientes, como catástrofes climática, posibles crisis alimentarias, transformaciones biotecnológicas, etcétera, sin olvidar el carácter jerárquico respecto de otros vivientes que nos otorgamos a nosotrxs mismxs, y la relación del ser humano con la naturaleza. Por el otro, en tanto sujetxs políticxs, si atendemos al resurgimiento de una derecha radical que, sin cuestionar las bases económicas de la racionalidad neoliberal ni los procesos de financiarización y precarización de la vida, busca reencauzar la desterritorialización operada por las fuerzas productivas de la globalización neoliberal mediante una reterritorialización fascistoide que incluye dosis variables de supremacismo etno-cultural, machismo, xenofobia, transfobia, etc. Por si todo ello no fuese suficiente, ni siquiera la tradición de la democracia liberal y el Estado de derecho parecen tener un lugar asegurado en los nuevos años ‘20.

 

En estas XI Jornadas Debates Actuales de la Teoría Política Contemporánea, invitamos a reflexionar desde el amplio abanico de las ciencias sociales y humanas sobre los desafíos políticos que presenta nuestra actual situación de emergencia, la crisis como dispositivo de gobierno,  y la sensación de que no hay futuros posibles, lo que nos coloca –ya de antemano– ante una nueva temporalidad de la política. Al mismo tiempo, nos proponemos reflexionar sobre las posibilidades que se abren para pensar otros devenires, tanto en lo inmediato como en una dimensión de mayor alcance, lo cual requiere también atender las perspectivas epistemológicas y metodológicas  con las que abordar las problemáticas contemporáneas. Pensar la política de otra manera requiere de nuevas herramientas conceptuales y epistémicas, y de abordar críticamente la temporalidad de ese futuro que se nos aparece obturado.

 

Las Jornadas tendrán lugar durante el 28 y 29 de abril de 2023. Durante esos dos días debatiremos primero en ejes temáticos a partir de las propuestas textuales y las intervenciones personales de cada unx de lxs participantes y luego de forma plenaria. Los trabajos serán enviados con antelación, para que puedan ser leídos por todxs antes de los días de debates. De esta forma, garantizamos dos cosas: en primer lugar, una exposición más bien comentada del trabajo, y luego, un debate e intercambio basado en las lecturas previas y en el hilo que se va tejiendo en las exposiciones. La instancia plenaria se convierte en un verdadero espacio de conclusiones de todos los ejes temáticos y de los cruces entre ellos.

 

Invitamos a que se puedan debatir conjuntamente desde diversas perspectivas, producciones teóricas, investigaciones empíricas, intervenciones militantes y experimentaciones estéticas. Las jornadas son un espacio para expresarse, escuchar, elaborar, y pensar con otrxs, con el objetivo de producir a partir de la puesta en común algunas conclusiones colectivas sobre la emergencia propia de nuestro tiempo y la construcción de un porvenir posible más allá de ella. 

 

Fechas importantes

 

Envío de resúmenes: Nueva Fecha de Entrega

El resumen será enviado al/a coordinador/a del eje donde querés participar


Extendemos hasta el 16 de Diciembre
 

Envío de trabajos:

1 de abril de 2023

 

 

Ejes temáticos:

 

1-Aportes para discutir el ensamblaje capitalista-patriarcal-colonial

Coordinan: Julia Expósito (UNR/UNER/CONICET) y Emiliano Sacchi (UNCO/CONICET)

 

2-Políticas de lo posthumano

Coordina: Silvana Vignale (INCIHUSA CONICET / UDA)

 

3-Discurso y relatos sobre los futuros

Coordina: Ricky Esteves (IIGG - UBA)

 

4- Mutaciones subjetivas y políticas en el capitalismo neoliberal: Precarización, nuevas derechas y resistencias.

Coordina: Matías Saidel (UNER-INES-CONICET)

 

5-¿Qué puede querer decir pensar el futuro en nuestras condiciones?

Coordina: Ezequiel Gatto (CONICET)

 

6-Políticas de la inmanencia

Coordinan: Emilio Lo Valvo (UNR/UNER) y Lucía Vinuesa (UNR/CONICET)

 

7- Capitalismo de plataformas: trabajos, subjetividades y medios de producción digitales

Coordina: Andrea Fagioli (CONICET/UNSAM)

 

8-¿No future? Activismos y estéticas manifestantes  latinoamericanas contemporáneas

Coordinan:  Marilé Di Filippo (UNR-UBA) y Maria Laura Gutierrez (FCE-UNER-CONICET)

 

9-Tesis antisociales y (contra)temporalidades queer/cuirs para pensar el capitalismo neoliberal

Coordinan: Fiorella Guaglianone (UNR-CONICET) y Javier Gasparri (IECH,UNR-CONICET)


Formulario de Inscripción

Cuenta con el Auspicio de:



     



Aportes para discutir el ensamblaje capitalista-patriarcal-colonial

 1-Aportes para discutir el ensamblaje capitalista-patriarcal-colonial

Coordinan: Julia Expósito (UNR/UNER/CONICET) y Emiliano Sacchi (UNCO/CONICET)

expositojulia@gmail.com emiliano_sacchi@yahoo.com

 

En los últimos años la relación entre capitalismo y patriarcado ha estado en el centro de las discusiones teóricas y políticas. Al mismo tiempo, las relaciones entre capitalismo y racismo, colonialismo y capitalismo, que tienen una larga historia de luchas e investigaciones en diferentes geografías globales, han vuelto a cobrar centralidad. Los estudios en términos de sexo, raza y clase y la perspectiva de la interseccionalidad han permitido comprender cómo estas dimensiones atraviesan transversalmente nuestras sociedades. Actualmente y en nuestra región, los feminismos decoloniales y antirracistas y las críticas de la colonialidad vienen discutiendo cómo las relaciones patriarcales y coloniales de poder, las lógicas de explotación, de acumulación de capital y las formas de subjetividad están profundamente entrelazados. Abordar estas discusiones, profundizarlas, desde heterogéneos marcos teóricos, a partir de experiencias políticas, desde las más diversas prácticas o de estudios empíricos es, en términos generales, la vocación de este eje.

 

Hacer una lectura de la relación entre colonialismo, racismo, patriarcado y capitalismo no sólo supone debatir la euro- y andro-centrada historización etapista y evolucionista del capital, sino proponer herramientas para una teoría materialista del ensamblaje capitalista-patriarcal-colonial que dé cuenta del modo en el que se co-producen y componen las jerarquías de clase, las sexo-genéricas, las raciales y coloniales en los múltiples tiempos y espacios del capital.

 

Para ello, en este eje nos proponemos un conjunto de aproximaciones posibles a este problema. En primer lugar, partimos de comprender al capitalismo a partir de su desarrollo desigual, diferencial, complejo, multidimensional y no como un sistema económico restringido. Buscamos abrir el debate sobre la especificidad de las relaciones capitalistas al cuestionar la centralidad de la reproducción ampliada y del supuesto standard del trabajo asalariado (masculino, blanco, de sectores industriales) frente a las múltiples formas del trabajo, no asalariado, servil, informal, comunitario y reproductivo, frente a las formas acumulación por desposesión y los métodos violentos de extracción de valor. En ese marco, nos parece interesante interrogarnos sobre el problema de la reproducción, sobre la producción social de la diferencia y las subjetividades, sobre la constitución hetero-patriarcal, racista y colonial del capitalismo. 

 

A partir de estos interrogantes esperamos recibir contribuciones que recuperen discusiones teóricas contemporáneas en torno a los ensamblajes entre capitalismo, colonialismo y patriarcado; que analicen los problemas epistemo-metodológicos que la intersección de tales perspectivas implican; que realicen indagaciones empíricas históricas o del presente valiéndose de nociones o categorías producidas al calor de dichos cruces, o bien que exploren el carácter productivo de analizar de manera situada el ensamblaje capitalista-patriarcal-colonial y sus componentes cis-hetero-sexistas y racistas.

Mutaciones subjetivas y políticas en el capitalismo neoliberal

 4- Mutaciones subjetivas y políticas en el capitalismo neoliberal: precarización, nuevas derechas y resistencias

Coordina: Matías Saidel (UNER-INES-CONICET) matiaslsaidel@gmail.com

En este eje buscaremos debatir distintas interpretaciones en torno a las transformaciones políticas y subjetivas que se vienen dando en el capitalismo neoliberal. Nos interesa el diálogo entre las perspectivas que trabajan desde los paradigmas de la gubernamentalidad, las transformaciones en los regímenes de acumulación, las nuevas formas de desposesión y extracción, la economía de la deuda, la pregunta por lo común y los comunes, abordando las transformaciones en las formas de producción y de las subjetividades productivas y políticas, como son la empresarialización  y la precarización de la existencia y su conjugación cada vez más frecuente con prácticas sociales autoritaria y el apoyo a ideologías políticas reaccionarias, pero también con las nuevas formas de resistencia y construcción de alternativas políticas y existenciales.

 

Respecto de estas transformaciones en el terreno de la producción y de la subjetividad, uno de los aspectos a debatir tiene que ver con el vínculo entre el devenir autoritario y punitivo del neoliberalismo como racionalidad de gobierno y el auge de proyectos políticos reaccionarios como los que buscan implementar las nuevas derechas radicales. Por un lado, daría la impresión de que las políticas neoliberales cada vez se alejan más del bienestar económico, la producción de libertades y de la posibilidad de brindar oportunidades equitativas de acceso a las oportunidades que sus defensores pregonan. De hecho, con cada crisis pareciera que el neoliberalismo no hace más que radicalizarse, imponiendo los costos a quienes más las padecen. En ese marco, el discurso meritocrático de las clases dominantes no es más que el intento de legitimar las posiciones adquiridas y hacer aceptable su hegemonía. Por otro lado, esas crisis fueron el caldo de cultivo para el auge y la desmarginalización de las ultraderechas, que parecen querer resolver las crisis mediante la identificación de nuevos chivos expiatorios (racializadxs, inmigrantes, pobres, feminizadxs, etc). Por si esto fuera poco, las fuerzas “progresistas” o de izquierda que han tenido la oportunidad de gobernar, en algunos casos hicieron poco por desplazar las coordenadas neoliberales, y, en otros, fracasaron en el intento o fueron derrotadas. En ese marco, el campo de adversidad de las racionalidades neoliberales parece haberse desplazado: ya no es solo el socialismo (hoy identificado con cualquier práctica que se aleje de la ortodoxia económica más estricta) sino cualquier forma de vida disidente respecto a la norma de la competencia generalizada y de la construcción de sí en tanto capital humano. En ese marco, el antidemocratismo neoliberal retoma sin ambages su vínculo profundo con las corrientes políticas más reaccionarias.

 

En ese marco, nos preguntamos: ¿qué vínculos podemos establecer entre la empresarialización de la existencia y la precariedad cada vez más extendida y el auge de proyectos políticos que prometen un futuro venturoso en la medida en que se logre abandonar la agenda “progresista” y volver a una defensa de la familia heteropatriarcal? ¿Cómo juegan los afectos en la construcción del extranjero, las “feminazis”, las aborteras, lxs villerxs, lxs planerxs, como un otro al cual se debe combatir? ¿Qué rol juega la “rebeldía” (Stefanoni) y lo políticamente correcto del discurso progresista en la promoción de dichas corrientes reaccionarias? ¿Qué rol juegan los fracasos políticos y las decepciones generadas por muchas de las fuerzas políticas que dicen combatir al neoliberalismo y lo terminan reforzando y legitimando? ¿Qué vínculos se pueden establecer entre este auge de las nuevas derechas y el neoliberalismo en tanto racionalidad gubernamental? ¿Acaso el auge de estas derechas es un mero efecto de la intemperie generada por las políticas neoliberales o hay algún vínculo más profundo entre el colectivo de pensamiento neoliberal y la ideología reaccionaria que hoy lo sostiene? ¿Qué rol juega la moral conservadora en la implementación de una sociedad de mercado? ¿Cómo explicar el encuentro entre la crítica hacia el globalismo neoliberal con una defensa a ultranza del libre mercado, el individualismo propietario y el nacionalismo etnocéntrico propio de las derechas paleolibertarias? ¿Cómo explicar la identificación del feminismo y la “ideología de género” con el nuevo enemigo de estas derechas, resumido en el mote de “marxismo cultural”?

 

Pero esto también nos lleva a abordar las resistencias, especialmente en un contexto donde, a las luchas populares en contra del neoliberalismo y a favor de otras formas de vida, se le suma el hecho de que nuevas izquierdas alcancen éxitos electorales que hasta hace poco parecían improbables, como sucede en Colombia o Chile. En ese marco, nos preguntamos: ¿Cómo oponerse a las derivas reaccionarias y cuáles son las posibilidades de éxito de una política alternativa en el contexto actual? ¿Qué experiencias recientes de América Latina y del mundo podemos tomar como ejemplos en ese sentido? ¿Qué rol juega el pensamiento y la praxis instituyente de lo común en la posibilidad de generar otras formas de vida, más allá del Estado y el mercado? ¿Cómo juegan allí los saberes populares y resistentes? ¿Qué rol le cabe a los Estados en este contexto y a las izquierdas gubernamentales? ¿Qué desplazamientos han posibilitado los éxitos electorales de las izquierdas en nuestra región?

 

Estamos deseosos de recibir contribuciones desde distintas miradas y tradiciones disciplinares (filosofía, sociología, antropología, ciencia política, economía, etc.) para poder debatir estos asuntos en conjunto. Por ello, los invitamos a enviarnos sus textos, que pueden basarse tanto en investigaciones empíricas como en reflexiones teóricas.

Capitalismo de plataformas: trabajos, subjetividades y medios de producción digitales

7- Capitalismo de plataformas: trabajos, subjetividades y medios de producción digitales

Coordina: Andrea Fagioli (CONICET/UNSAM)

andrea.fagioli81@gmail.com

 

La emergencia de las plataformas digitales ha sido, sin lugar a dudas, una de las transformaciones más significativas de las últimas décadas por lo que concierne al modelo productivo. En el marco de lo que ha sido llamado capitalismo de plataformas (Srnicek 2018, Vecchi 2017), la narrativa que apela a la democratización de los ingresos coexiste con una feroz precarización laboral, los algoritmos articulan explotación y desposesión, así como una refinada arquitectura financiera con varios tipos de trabajo. Por esta razón parece constituir un prisma privilegiado –por supuesto no el único– a través del cual observar el capitalismo contemporáneo.

 

En primera instancia, reflexionar sobre el “capitalismo de plataformas” implica plantear la pregunta por el estatuto de las plataformas digitales, tanto en términos ontológicos como políticos, haciendo hincapié en las maneras en que intervienen en el proceso productivo y en los conflictos entre capital y trabajo. Paralelamente, parece urgente volver a formular la pregunta por este último: ¿qué es lo que llamamos trabajo? En el momento en que una serie de trabajadores trabajan comandades por algoritmos (Míguez 2021) y se vuelven productivas actividades que nunca fueron consideradas tales, al punto que hasta la simple existencia puede ser puesta en valor, ¿podemos seguir usando el concepto “moderno” de trabajo?

 

Por otro lado, a partir de los años Setenta, el capitalismo ha comenzado a integrar cada vez más la subjetividad de les trabajadores en el proceso de producción y no solo en ciertos sectores del terciario avanzado, como muchas de las plataformas que entraron en nuestra cotidianidad demuestran. En el marco de lo que algunes autores han llamado “giro lingüístico” en la economía (Marazzi, 2003) –y que en principio se ha dado sobre todo en las economías centrales como Japón, EEUU y Europa Occidental– han cobrado centralidad el lenguaje, la comunicación y la información: elementos que quedaban afuera de los espacios productivos. Sin embargo, el innovador modelo conocido como toyotismo, por el nombre de la empresa en la cual lo implementó su padre, el nipón Taiichi Ohno, tornaba necesario que el capital bajase la guardia y que se deshiciera de las barreras erigidas en contra de la conflictividad obrera, que en los años de la hegemonía fordista parecía un destino inevitable. Para que funcionara un modelo productivo semejante –un modelo nacido en una fábrica automotora y posteriormente implementado, con sus diferencias, en todos los demás rubros– era necesario también un cambio en le sujete llamado a habitarlo. Esto torna central la pregunta por el tipo de subjetividad que debe ser integrada en el modelo productivo. Pensando ese giro como antecedente del modelo basado en las plataformas digitales, es preciso preguntarse ¿qué tipo de subjetividad es condición de posibilidad del capitalismo de plataformas y cuáles son los dispositivos que le dan forma?

 

En este eje nos proponemos debatir tanto la dimensión más tecnológica de las plataformas capitalistas, como las mutaciones sufridas por el trabajo y las categorías para analizarlo, pero también la dimensión de la subjetividad y de las resistencias que están emergiendo entre les trabajadores. Convocamos por lo tanto a presentar trabajos, tanto teóricos como basados en casos de estudio, que desde diferentes prismas disciplinarios –de la teoría política a la filosofía de la técnica, de la sociología del trabajo a la antropología, del derecho hasta la psicología – analicen diferentes aspectos del capitalismo de plataformas.

Políticas de lo posthumano

 2-Políticas de lo posthumano 

Coordina: Silvana Vignale (INCIHUSA CONICET / UDA) 

silvanavignale@hotmail.com



Nos proponemos en este eje problematizar en torno a políticas de lo posthumano. Por una parte, mediante lo que puede ser una revisión crítica respecto de la configuración de nuestra subjetividad, en cuanto responde a la figura del “hombre”. Por otra, mediante un desplazamiento hacia políticas de lo posthumano

La figura del “hombre”, propia de los humanismos, se presenta bajo la distinción y jerarquía respecto de los otros vivientes y de la naturaleza, de la racionalidad por sobre lo corpóreo, conceptualizado como “individuo” y “persona”, o “varón, blanco y propietario”. El humanismo es reconocido como un movimiento intelectual desarrollado en Europa, en los siglos XIV y XV, que se convirtió en una bisagra respecto de las tradiciones escolásticas medievales, exaltando las características de una supuesta “naturaleza humana”. Queremos problematizarlo además como un tipo de a priori en torno del cual se produce la subjetividad humana, y cuyos efectos son domesticadores (en términos de Nietzsche, por ejemplo), en la medida en que ha negado el cuerpo, los instintos, las pasiones y nuestra animalidad. Esta revisión implica un desplazamiento hacia lo posthumano y el cuestionamiento ético y político respecto del sojuzgamiento de lo viviente animal, incluyendo lo animal en el hombre (los instintos, el cuerpo); así como a las consecuencias de las políticas científicas y tecnológicas de nuestra contemporaneidad respecto del medioambiente. Abrimos así la posibilidad de pensar en nuevas formas de subjetividad y de vivir-con-otros en nuestro mundo. 

Nos proponemos debatir en torno a los estudios posthumanos, con atención a giros que se han producido en el último siglo en el pensamiento contemporáneo. El giro animal, el giro ontológico, el giro tecnológico, los trabajos en torno al denominado “antropoceno”, los ecofeminismos, expresan la necesidad de repensarnos como vivientes animales, descentrando el privilegio de nuestra racionalidad, así como el privilegio ontológico del hombre respecto de la naturaleza y apuntando con ello a la posibilidad de pensar en otras maneras de vivir en el mundo y a nuevas formas de vida más armónicas y menos crueles, en una nueva ética y política de lo viviente.

Al respecto, Rosi Braidotti (2013) considera la condición posthumana, “como una oportunidad para incentivar la búsqueda de esquemas de pensamiento, de saber y de autorrepresentación alternativos respecto de aquellos dominantes. La condición posthumana nos llama urgentemente a reconsiderar, de manera crítica y creativa, en quién y en qué nos estamos convirtiendo en ese proceso de metamorfosis”. Metamorfosis que también pone en cuestión lo orgánico, en la medida en que la relación entre la naturaleza y la técnica abre también la posibilidad de cuerpos atravesados por la técnica, como lo es la figura del cyborg, y con ello de nuevas figuras que no se reducen a la identidad o géneros asignados por las concepciones humanistas y de la tradición metafísica. 

En cualquier caso, se trata de problematizar la separación de lo humano y lo no humano, en la medida en que se convirtió en una de las garantías de aquel a priori humanista. Como lo señala Bruno Latour (2007) la constitución moderna separa lo humano de lo no humano, mientras detrás de bambalinas proliferan los híbridos. Se trata de la modernidad fundada en la garantía de la no humanidad de la naturaleza, por una parte; y en la humanidad de lo social, por la otra, como dos tramas del mismo gobierno, que invisibilizan y hacen impensable la mediación entre lo humano y lo no humano. Como lo señala también Donna Haraway (2017), los cuerpos –humanos y no humanos– “son separados y reunidos en procesos que hacen de la seguridad de sí mismo y de las ideologías humanistas y organicistas malos guías para la ética y la política, y más aún para la experiencia personal”. 

En un mismo sentido a lo último expresado, podemos considerar que el hombre también nace en el ejercicio deliberado del olvido de la mirada animal: no solo de nuestra mirada oblicua, que da vuelta el rostro ante el sufrimiento animal por parte de nuestra asimilación carnívora, experimental, doméstica y de desprecio respecto de nuestra centralidad humana; sino también de la mirada animal sobre nosotros. El no ha lugar de la mirada animal instaura nuestra humanidad, constituye lo que nos hace propiamente humanos. La mirada antropocentrada del humanismo nos impide vernos vistos por el animal, como lo señala Jacques Derrida (2008). 

Un diagnóstico del presente nos sitúa, además de lo ya expresado, en un escenario dramático en torno a nuestra vida y futuro en la Tierra, debido al colapso ambiental por los modos de consumo que hemos desarrollado, fundamentalmente desde los modos de producción capitalista, donde se manifiesta que la influencia del comportamiento humano sobre la Tierra en las últimas décadas ha sido tan significativa como para implicar transformaciones en el nivel geológico que han traspasado ya el umbral de irreversibilidad, y donde la pandemia puede considerarse un ejemplo de un accidente “normal” en la era del tecnoceno (Costa, 2021). 

Por lo tanto, la inquietud es por un nuevo mundo y por nuevas formas de vida. Recientemente Judith Butler (2020) se preguntaba, a propósito de un mundo habitable y de una vida vivible, en qué momento se hizo posible imaginar la propia vida como algo separado, lo que hace posible preguntarse ¿qué hacer? y ¿cómo vivir mi vida? Nos preguntamos con ella si son posibles estas preguntas por fuera de un pensamiento binario que nos divide por géneros y especies, que introduce en nosotros mismos un corte entre el alma y el cuerpo. Si acaso no debiéramos situar esas preguntas en el margen de un concepto de vida no individual, de una vida que no se restringe a la vida personal, sino de esa potencia que nos atraviesa y se singulariza en cada uno de nosotros, que viene de otros cuerpos y de otras partes, y que a su vez se prolongará en la desintegración del cuerpo. Emanuele Coccia (2021) expresa sobre esto último que se trata de la metamorfosis de la vida, para lo cual es necesario también considerar que no hay una oposición entre lo viviente y lo no-viviente. Asumir una continuidad entre lo viviente y lo no-viviente, superar la distinción entre lo humano y lo no humano, nos coloca respecto a nueva ética, y a una nueva forma del cuidado, a inventar nuevos mundos en los que vivir.


Discurso y relatos sobre los futuros

 3-Discurso y relatos sobre los futuros

Coordina: Ricky Esteves (IIGG - UBA) 

ric.esteves@gmail.com 

El realismo y los relatos sobre la realidad se han establecido en el centro del debate intelectual actual. Este giro realista lo podemos pensar desde el manifiesto de Maurizio Ferraris, la pintura y las artes, hasta las series que producen las plataformas. 

Esta reflexión sobre los realismos y la realidad puede servir para poner en evidencia cierta crítica al discurso progresista. El realismo puede servir para pensar los límites del horizonte de los discursos sobre el porvenir. 

Esto tiene que ver con la cuestión del futuro que propone la convocatoria general de las jornadas. 

¿Podemos pensar el realismo como un retorno del final de la historia? ¿Un programa minimalista de lo posible? ¿Una cancelación del futuro? 

O por el contrario: ¿Una necesidad de asumir las condiciones reales de la situación agónica actual del discurso progresista? ¿Una señal del fracaso del programa emancipatorio de las nuevas izquierdas? 

La propuesta es llegar a este debate a partir de observaciones de distintos corpus en relación al realismo y los relatos de la realidad. Nos interesa conocer cuáles son los discursos actuales sobre la realidad. 

Pintura de Diego Garavinese “The Method” (2008) 130 x 180 cm 

Estos los podemos encontrar entre los manifiestos realistas, los debates filosóficos sobre los nuevos realismos, la pintura hiper-realista, el cine y las series testimoniales sobre hechos reales, los documentales, y cualquier otra expresión narrativa que permita analizar su discurso.

¿Qué rasgos encontramos en estos discursos sobre el realismo y la realidad? ¿Qué nos dicen sobre nuestro tiempo? ¿Qué debates actuales proponen? 

Entre ellos podríamos señalar los tonos agónicos del cambio climático y la crisis ambiental que enfrenta el planeta, la racionalidad de restaurar los principios del método científico y asumir la realidad de la evidencia de los restos ancestrales. 

Entre los discursos realistas especulativos encontramos desde reflexiones sobre los hiperobjetos de Timothy Morton hasta la fantasía de la terraformación de Benjamin Bratton. Desde las ontologías orientadas a los objetos hasta los restos fósiles. 

También encontramos algunos rasgos comunes con otros manifiestos realistas: declaraciones, propuestas, y la constitución de un campo, establecer un grupo, instalar un debate. Tal vez existan más reseñas sobre el realismo que estudios realistas sobre un objeto “real”. 

Amanda Seyfried “The Droput” (2022) Star Plus 

Mi sesgo e interés particular se inclina hacia las series y lo que recientemente publiqué en la revista Panamá sobre esto resume un poco el punto de vista y enfoque desde el que las abordo. 

Si aquí se consideran series u obras de arte se lo hace desde un aspecto narrativo más que puramente estético. Hay otro eje que se ocupa de esas cuestiones. Aquí nos interesa abordar los relatos y discursos de la realidad que puedan provenir de distintas fuentes. 

Esto tiene como objeto entablar una discusión sobre las distintas concepciones, disputas y críticas sobre nuestra realidad. Tanto los manifiestos realistas, los trabajos filosóficos sobre los nuevos realismos, la pintura, las series, etc. debe permitirnos debatir sobre nuestro propio estado y condiciones frente a estas realidades. 

Y si se quiere: Desde allí pensar en los relatos sobre los futuros posibles.


¿Qué puede querer decir pensar el futuro en nuestras condiciones?

 5-¿Qué puede querer decir pensar el futuro en nuestras condiciones? 

Coordina: Ezequiel Gatto (LICH-CONICET) ezequiel.gatto@gmail.com



Existen diferentes líneas de pensamiento y estudios sobre el futuro: estudios críticos, historia conceptual, filosofías del tiempo, ontologías, pensamiento prospectivo, disciplinas anticipatorias, historias sociales y culturales, etnografías. Esas líneas se coproducen e intersectan. De ese universo, vale destacar aquí tres líneas que pueden hacer las veces de orientadoras de la pregunta que proponemos en este eje. El histórico-sociológico, el filosófico y el programático-político. 

La primera línea, es la del futuro como categoría histórico-cultural y fenómeno sociológico. Al respecto, ha sido muy productiva la hipótesis de Koselleck (1993), según la cual a partir del siglo XVI se produjo en Occidente una mutación en la temporalidad histórica que reformuló la relación entre el espacio de experiencias (lo heredado, lo vivido) y el horizonte de expectativas (los marcos de sentido, las figuras de destino, la orientación de la acción), llamando futuro al desacople entre la experiencia acumulada y las expectativas existentes. ¿Qué consecuencias tiene que la historia deje de ser la maestra de vida para que su lugar lo pase a ocupar el futuro? parece ser una pregunta no sólo por el pasado sino también apta para exploraciones sobre el mundo actual. En esta clave de semánticas históricas y experiencias temporales se han producido numerosas línea de investigaciones del futuro en torno coyunturas y debates políticos, discursos intelectuales, literatura y arte, relaciones intergeneracionales, entre otros. Se abre la posibilidad de toda una arqueología de futuros que permita balances, reapropiaciones y abandonos. 

Por su parte, las sociologías del tiempo (de inspiración durkheimniana) han permitido explorar los modos específicos en que prácticas, discursos, técnicas e instituciones son, también, formas temporales en las que el futuro y el devenir tienen diferentes valores. Uno de los aspectos más productivos y prometedores de estas sociologías preocupadas por el futuro es el estudio ya no de conceptos e ideas sino etnográfico de artefactos, máquinas, saberes e instituciones que, en tanto tales, configuran vínculos con el futuro: la digitalidad, la exploración astronómica, las biotecnologías, las movilizaciones sociales orientadas por diferentes imágenes de lo deseado, los prácticas religiosas, los mercados financieros, los saberes de anticipación (prospectiva, ciencias de datos, probabilística, pronósticos, simulaciones), las prácticas en condiciones de incertidumbre, podrían contarse entre sus objetos. En ese sentido, la actual discusión sociológica sobre el Futuro permite acercamientos novedosos que consideran una pluralidad de posibilidades y consecuencias inscriptas en procesos económicos, biológicos, éticos, ambientales, tecnológicos. 

La segunda línea involucra la filosofía. Al tiempo que la investigación histórica, sociológica y etnográfica renueva conceptos, métodos y perspectivas para comprender los modos de vincularnos con el futuro y tratar de consignar qué ha cambiado al respecto en las últimas décadas, la disolución del rostro del Hombre como una figura en el mar de un cambio histórico-epistémico ha impactado también en la filosofía, que se encuentra imbuida en reflexiones sobre los sentidos posibles de algo así como un futuro poshumanista. Podemos llamar a esto, filosofías del devenir. Utilizando como precursores a Spinoza, Kant, Marx, Bergson, Heidegger, North Whitehead o Simondon una población heterogénea de filósofxs viene pensando, en las últimas décadas, problemas como la inmanencia y la trascendencia, las intenciones y la anticipación, el cambio, la procesualidad, la invención, la superación de dicotomías fundantes (como naturaleza/cultura; necesidad/contingencia, forma/materia; objeto/sujeto), la colonialidad epistémica. Estos tópicos han ayudado a una renovación de la discusión sobre el futuro; sus resonancias son múltiples: la tensión conceptual entre Futuro/Devenir/Porvenir; las críticas poscoloniales del futuro, la cuestión de la anticipación, las relaciones entre imaginación e invención, el problema del fin, la cuestión religiosa, entre otros. En este sentido, la noción deleuziana de Afuera permite concebir la subjetivación como un

plegamiento de ese afuera, y al afuera mismo como la línea que hace advenir el futuro. Es ese afuera, y no la trascendencia, el proyecto, la teleología o el espacio de la representación lo que permite pensar el devenir y, por ende, al futuro de un modo, por así decir, inclausurable. De allí que la cuestión de la anticipación en tanto proyección no desaparezca de la indagación sino que ingrese en una perspectiva poshumanista. No se trata sólo, por ejemplo, de si la Inteligencia Artificial imita o no a los humanos, o si los animales piensan, sino de cuáles serán los ensamblajes que marcarán el pulso de nuestro devenir y, por ende, las gramáticas de nuestras orientaciones. Algo filosóficamente importante parece jugarse entre un pensamiento del afuera y las operaciones de anticipación. 

A la tercera línea (a la que nutren y en la que desembocan las otras dos) la llamaremos programática: propuestas de diverso tenor, alcance y justificación en vistas de reorientaciones sociales, económicas, institucionales. Aquí podemos señalar cosas tan heterogéneaas como las teorías del Buen vivir, los neodesarrollismos, los neorreaccionarios, la planificación poscentralizada, la geoingeniería y el diseño, los aceleracionismos, los decrecionismos, las futurizaciones feministas, las futurizaciones ambientalistas, la revitalización de China, los salvacionismos, las retroutopías, la fuga espacial, utopías anarcocapitalistas, los comunismos y cooperativismos. Contra lo que suele afirmarse, la coyuntura parece más signada por una multiplicación de futuros imaginados y programáticos que por su ausencia. Sin embargo, la sensación y los gestos de la impotencia existen. Y si se hace necesaria una arqueología de estos programas y futurizaciones para entender de qué están hecho, cómo funcionan y que efectos producen, también es necesario ese extraño matrimonio entre la proliferación y la impotencia. 

En esta línea existe también lo que podemos llamar una programática del fin: colapsismos, Apocalipsis, catastrofismos, survivalismos, fantasías de exterminio y un largo etcétera que componen un conjunto cuyo rasgo común es precisar finales más o menos absolutos. La predicción de finales tiene milenios pero hoy día existen dos elementos radicalmente novedosos: las predicciones científicas de ciertos finales (por ejemplo, los propiciados por el cambio climático) y la posibilidad de un fin absoluto o casi absoluto (algo que el Apocalipsis bíblico no consideró jamás), en el sentido de un colapso total o un borramiento de la vida, su extinción. De los finales de la Historia a la historia de los finales. 

Estamos en un momento de cambio civilizacional que, a mi entender, exige pensar al futuro como problema sociológico, filosófico y programático de modo tal de relanzar la estrategia política, dos conceptos que estarán lejos de significar lo que significaron, aceptando que los futuros imaginados -y las estrategias desplegadas- por las políticas emancipatorias de los últimos siglos tienden al desplome, y que muchos relevos históricos recientes de esas estrategias no han tenido la eficacia necesaria para volver la situación a nuestro favor. ¿Qué pasa cuando el futuro ya no es un imperativo imaginado que fuerza a dejar atrás todo pasado en pos de una promesa redentora, como sucedió con los futurismos? ¿Qué pasa con la capacidad de crear cuando no tenemos -porque no podemos o no queremos- una imagen clara de futuro? ¿Qué hacemos con el futuro cuando asumimos que el devenir es interminable? ¿Qué hacer con los discursos del fin? ¿Cómo salir del ahogo simultáneo de la hiperestimulación y la impotencia? ¿Cómo pensar la política? ¿Qué es la justicia? Este eje convoca a aportar elementos teóricos, perspectivas críticas e investigaciones de campo sobre la noción de futuro y sus categorías aledañas (porvenir, devenir, futuridad, futuralidad, futurabilidad, prospectiva, estrategia) así como a intentar responder -o abrir- las preguntas que propicia su invocación política.


Políticas de la inmanencia. Heterogeneidad, subjetivación y liberación

 6-Políticas de la inmanencia. Heterogeneidad, subjetivación y liberación Coordinan: Emilio Lo Valvo (UNR/UNER) y Lucía Vinuesa (UNR/CONICET)


Los procesos históricos involucrados en la mutación global del capitalismo contemporáneo, la derrota del proyecto revolucionario comunista y el ascenso global del “no hay alternativa” neoliberal a fuerza de guerras civiles y despojos coloniales, transformaron desde hace un puñado de décadas el terreno mismo del análisis político y social. En una pintura sombría, el diagnóstico general indica una omnicrisis, un estado de emergencia permanente que corroe las distinciones modernas que organizaron el pensamiento político canónico —artificio/naturaleza, hombre/animal, política/guerra, público/privado, etc.—. Frente a las nuevas realidades políticas y sus protagonistas, distintas perspectivas teóricas como la “deconstrucción”, la “hermenéutica” o el “posfundacionalismo”, han insistido en la crítica de la univocidad del pensamiento moderno de la política. En efecto, y contra la imagen de una teoría o filosofía política —la continuidad de ciertos interrogantes y problematizaciones universales que darían cuerpo a una tradición—, se abona el carácter plural y abierto de la política y su pensamiento. 

Insistimos en una heterogeneidad de la política respecto de la política como objeto de la teoría/filosofía política —que brota a través de descentramientos, exclusiones, márgenes, silenciamientos, pero también de invenciones, luchas, conceptos—, en un movimiento de dos velocidades enlazadas. Por un lado, la operación de destitución o deconstrucción de los fundamentos de la teoría/filosofía política. Por el otro, la construcción o producción y ampliación de un vocabulario político que resulte eficaz —en la medida que impulsa otros modos de interrogación y asume otras formas discursivas—, para provocar un desplazamiento de la política y su pensamiento, que vaya de la justificación de lo existente a la ampliación de lo posible. A partir de la recursividad productiva entre política e inmanencia invitamos entonces a expandir los espacios de la crítica como así también a nutrir un vocabulario político capaz de aferrar lo real. 

Tal vez repensar la política sea, más que volver a pensarla, pensarla de otra manera. El pensamiento de la política en inmanencia, nos abre a la pregunta por la constitución de lo real como proceso desde su interior, impacta directamente sobre la conceptualización de la política y destituye el carácter objetual de la misma. Solidario de una crítica epistemológica y metodológica, este desplazamiento del conocer hacia el ser, excede los marcos racionalistas de la “teoría” y anuncia una apertura del campo de lxs sujetxs de la política, siempre tensionado entre libertades y servidumbres. En este sentido, la ontología involucra una apuesta y una decisión polémica. Contra el gesto filosófico político de ordenar el tiempo, el espacio, la política y lo social, la política nos enfrenta una y otra vez a una heterogeneidad inasible, a lo múltiple

irreductible y a lo otro que desconfigura una mismidad. En inmanencia, el poder no es unívoco sino una bifurcación. 

En este eje invitamos a explorar las potencialidades y obstáculos de la inmanencia como alternativa a la matriz metafísica del poder legada por el pensamiento político. Repensar la política y los posibles, tal vez, a condición de afirmar que esos otros mundos están más acá y contra los dispositivos trascendentales y su sello teológico-político. Con políticas de la inmanencia, indicamos una línea menor y alternativa del pensamiento político en el envés de la modernidad balizada por N. Maquiavelo, B. Spinoza y K. Marx (y expandida en los trabajos de L. Althusser, G. Deleuze, A. Matheron, A. Negri, É. Balibar, P Macherey y, desde el spinozismo latinoamericano contemporáneo, por M. Chaui y D. Tatián). Los ecos actuales de esta constelación, en su mixtura temática e hibridación conceptual, se reconocen tanto una perspectiva relacional, conflictual y antagonista del poder, como así también en su sensibilidad con las luchas, insurrecciones y revueltas del presente. 

Esta apuesta por un pensamiento otro de la política implica la inmanencia como alternativa sin cercarla en una frontera excluyente. De hecho, una coyuntura como la nuestra, que insiste en un puro presente sobredeterminado por el paso de la pandemia, las catástrofes naturales, la guerra en el continente europeo, la intensificación del modelo agrícola extractivista, el avance de expresiones políticas de la derecha extrema en la región y la profundización de la crisis en nuestro país que se expresa en el aumento de los índices de pobreza, de la brecha de desigualdad y la deuda, las condiciones para una política transformadora y emancipadora parecen tornarse inexistentes. Frente a este escenario del fin de la historia y de la política renovado, extendemos una invitación a seguir pensando las formas de resistencia que interrogan los modos de vida neoliberal actuales, que recuperan la cuestión del sujeto/lxs sujetxs e hilvanan procesos de subjetivación en tránsito entre la sujeción y la liberación. Si las prácticas de violencia extrema y de crueldad (É. Balibar) condicionan la política como transformación y amenazan con extender el paisaje neoliberal de servidumbres, nos preguntamos cuáles son los lenguajes de la emancipación que intervienen en el reparto de lo sensible (J. Rancière), qué formas insurreccionales disponen otras políticas de reivindicación de derechos. 

Finalmente, si el futuro aparece obliterado en su posibilidad de producción humana por las catástrofes naturales, los virus y los desarrollos de la tecnociencia, la política como gestión de lo dado, y la desigualdad creciente entre quienes tienen derecho a la propiedad y el tiempo libre y quienes no pueden más que trabajar, pensar nuestros tiempos constituye una tarea filosófica y política ineludible. Si el discurso del fin de la historia enmascara la tensión entre dos formas de narrar el tiempo —como totalización de momentos que tienden a un final ineluctable y como un modo de producción, distribución y redistribución de formas de vida—, entonces recuperar el tiempo, abrir el presente y multiplicar los posibles puede contribuir a solicitar la evangelización neoliberal (J. Derrida) a través de las marcas, muecas y brechas de una multitud de acontecimientos políticos y de experiencias sensibles que se resisten y crean, aquí y ahora, otra historicidad.
 

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