VI Jornadas:
Debates Actuales de la Teoría Política Contemporánea 2015
La noción
de placer en la producción de Michel Foucault
Fernando Sánchez-Ávila Estébanez (fernandosanchezavila@gmail.com)
(Universidad de Vincennes–Saint-Denis, Paris 8)
En 1977, un año después de la publicación de La voluntad de saber, Gilles Deleuze envió una carta a Michel Foucault en la que constaban un conjunto de notas (de la A a la H). En la nota F.3. Deleuze señala que “hay tres nociones que Michel toma en un sentido completamente nuevo pero sin tenerlas aun desarrolladas: relaciones de fuerza, verdades, placeres.” Desde su trágica muerte hasta nuestros días, y de forma casi unilateral, la crítica académica ha privilegiado el esclarecimiento de las concepciones de poder y de verdad en el sistema crítico de Foucault, no sin cubrir a menudo ciertos problemas en el mismo a través de la inclusión de categorías deleuzo-guattarianas, y todo ello, como si estas fueran introducibles en el campo conceptual foucaultiano. En este sentido, es relevante señalar que, en la carta citada, Deleuze expone claramente la incompatibilidad entre su apuesta por el deseo como noción crítica fundamental, y la apuesta foucaultiana por una resistencia centrada en los cuerpos y los placeres. Sin embargo, más adelante, en la nota G, el filósofo revela que la ultima vez que se vieron, Foucault admitió: “bueno, yo, a lo que llamo ‘placer’, es quizá lo que usted llama ‘deseo’; pero de todas formas, necesito otra palabra [diferente que] deseo.” Así, haciéndome eco de estas notas de Deleuze, en este trabajo desarrollaré los primeros pasos de un proyecto de evaluación de los diferentes modos en los que Foucault trata la noción de placer.
Si atendemos al conjunto actualmente publicado de su producción oral y escrita, Foucault parece haber hecho un triple uso de la noción de placer de acuerdo a tres planteamientos diferentes cuya relación mutua parece ineluctable.
(i) En primer lugar, los estudios realizados en su Historia de la sexualidad delimitan un primer tipo de planteamiento donde Foucault aborda la noción de placer en relación a la ley que lo determina en los diferentes periodos de la historia de occidente. De esta manera, Foucault plantea que mientras en la cultura pagana grecorromana la ley del placer estaba regida por el concepto de ‘aphrodisia’ (L’Usage des plaisir y Le Souci de soi (1984)), el mundo occidental situará, desde el siglo XVIII hasta nuestros días y a través de un conjunto polimorfo de técnicas de saber/poder, la noción de ‘sexo’ como ley del placer occidental (La volonté de savoir (1976)). Este planteamiento supone lo que denominaré un uso teórico de la noción de ‘placer’.
(ii) En segundo lugar, Foucault desarrolla un uso político de la noción de ‘placer’ en el contexto de las entrevistas en las que aborda la cuestión de la liberación sexual y del activismo homosexual. En este contexto, Foucault pone de manifiesto el potencial desexualizador del placer a propósito del surgimiento del fist-fucking y de diversas prácticas S/M en las comunidades sadomasoquistas de gays y lesbianas de San Francisco durante los años 70. Esta idea de que el placer posee un potencial no sólo desexualizador, sino desnormativizador y desubjetivante —es decir, la convicción de que las prácticas de disidencia sexual encarnan un carácter subversivo— ha resultado y resulta aún crucial en el activismo y la teorización queer. Así, hablando en términos generales, podemos decir que la politización de las prácticas S/M y del fist-fucking propuesta por Foucault, junto con su convicción política de que las minorías sexuales no tenían que descubrir ni su razón de ser ni la verdad sobre su deseo, sino más bien crear un modo de vida propio , son la clave para comprender por qué las apuestas teórico-políticas de Michel Foucault tuvieron una influencia decisiva en la historia de la teorización y del activismo queer. Así, desde la obra fundadora de Teresa de Lauretis , pasando por la reivindicación ferviente que hace David Halperin de un Foucault genuinamente queer, e incluso por la crítica de Judith Butler a la interpretación foucaultiana del caso de la intersexual Herculine Barbin, y llegando finalmente hasta la reivindicación foucaultiana del poder y el carácter contra-sexual de los códigos del S/M como prácticas performativas del género en Paul B. Preciado , asistimos a la configuración de un campo de producción de saberes críticos en cuyo umbral reside la convicción de que la comunidad LGBT debe resubjetivarse, es decir, crearse a sí misma, a través de la producción de nuevas formas de relacionarse y de vivir que podemos denominar bajo la expresión de utopismo queer.
(iii) En último lugar, pero con una relevancia excepcional a mi juicio, existe una entrevista en el conjunto de la producción oral de Foucault donde éste ensaya otro uso de la noción de placer que bien puede tomar el nombre de ontológico. En esta entrevista de 1978, Foucault explicita el juego de fuerzas que desempeña la noción occidental de ‘deseo’ en las técnicas de confesión que producen la verdad sobre sí: “Dime cuál es tu deseo y te diré quien eres, te diré si estás enfermo o no, si eres normal o no, y por tanto podré desacreditar tu placer, o al contrario, revalorizarlo.” Aunque el placer tenga un potencial desubjetivante, la normalización médica del deseo constituye la instancia por excelencia que sujeta el placer al individuo, y a éste consigo mismo. Por ello, precisamente contra esta noción de ‘deseo’, Foucault tienta una definición del placer en cuanto que acontecimiento —“Un acontecimiento que se produce […] fuera del sujeto, en el límite del sujeto, o entre dos sujetos, en ese algo que no es ni del cuerpo ni del alma, ni [está] en el exterior ni en el interior.” El horizonte de esta investigación será el de evaluar la interrelación entre la ley del placer, su potencia y su esencia, problematizando las consecuencias que implicaría pensar que exista algo del orden del acontecer del placer, y los desafíos que ello supone para la teorización y el activismo queer.
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