La imagen del pueblo. Una relectura de la objeción de Glauber Rocha a Pino Solanas sobre las condiciones de un Cine Político Latinoamericano.
Nicolás Fernández Muriano(UBA)
Eje Temático: Estética y política.
Resumen
Partiremos del manifiesto Estética del sueño (1971), donde Rocha opone las estrategias narrativas de Borges y de Fernando Solanas para pensar las decisiones político-formales de su propia filmografía en el umbral de la nueva década. El enunciado polémico que establece su distanciamiento estético de Solanas es el siguiente: “el pueblo es el mito de la burguesía”. La objeción a La hora de los hornos (1968) puede resumirse así: tanto el registro documental de las luchas populares como el montaje de su devenir histórico, reproducen las formas clásicas de la representación política cinematográfica, “herederas de la razón revolucionaria burguesa europea”, poniendo en escena una abstracción: la subjetividad del pueblo (Rocha, 2004: 250). Borges, en cambio, superando esta realidad, dice Rocha, libera nuestro tiempo por la irrealidad: su estética es la del sueño y debe inspirar a los cineastas latinoamericanos. Porque también “nuestros pueblos”, en la misma medida en que carecen de identidad histórica o nacional y no se han constituido como sujetos políticos, se liberan por el sueño, es decir, “elaboran en la mística su momento de libertad”. Pero este “momento de libertad” no es histórico o, en otras palabras, la historia no es la forma unívoca del tiempo. Hay por lo menos dos series temporales simultáneas (mito/historia, sueño/vigilia, etc.) Una “obra de arte revolucionaria” no debe establecer el movimiento abstracto de la liberación histórica desde el punto de vista de una conciencia, sino la “apertura” del tiempo por la mística, es decir, la irrupción de un Acontecimiento inaccesible a la conciencia e irreductible a sus antecedentes históricos. La polémica no es formulada por el autor brasilero en términos de verdad o falsedad, en el sentido de una adecuación referencial de la imagen del pueblo y “el pueblo”, sino de fabulación: el pueblo debe ser inventado, compuesto. En este sentido, situamos conceptualmente nuestra relectura en el intervalo de dos expresiones de Gilles Deleuze: “el pueblo es lo que falta”, “el pueblo está por venir”. A partir de este marco teórico, proponemos desarrollar dos hipótesis. A: Un film del “tercer mundo” que asimila una estructura narrativa realista e histórica, no puede fabular el pueblo que falta en la medida que no inventa el “suplemento de irrealidad” que lo hace posible y, en cambio, reproduce una imagen del pueblo según la razón europea. B: La tríada identidad-historia-conciencia es reelaborada por Glauber Rocha en términos de mestizaje (múltiples pueblos), simultaneidad de series temporales (múltiples tiempos), “puesta en trance” de la expresión (multiplicidad de puntos de vista y niveles narrativos) o, en los términos de Deleuze, “devenir minoritario”, “imagen cristalina”, “dispositivos de enunciación colectiva”.
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