Una crítica a la concepción republicana de la democracia deliberativa
Laura Alvarez (UNMdP – Conicet)
Laura Alvarez (UNMdP – Conicet)
El modelo de la democracia deliberativa es una concepción del gobierno democrático que, en tanto alternativa a otros paradigmas, agregativos o competitivos, reivindica el papel del debate público como vía única o principal de legitimación de las instituciones y medidas políticas.
Si bien se han ofrecido diferentes fundamentaciones del modelo, gran parte de sus defensores coincide en sostener que la concepción deliberativa de la democracia está justificada, y que por lo tanto logra producir decisiones políticas legítimas, porque el procedimiento deliberativo posee cierto valor epistémico. Esto es, la deliberación tendría ciertas virtudes que convierten al procedimiento de toma de decisiones democrático en una guía confiable para identificar resultados sustantivamente correctos. Sin embargo, sólo algunas personas tendrían aptitudes y habilidades, y contarían con preparación, instrucción e información suficiente para poder detectar, durante su participación en el debate, cuál es la mejor decisión a la luz de criterios sustantivos de corrección. Consecuentemente, la defensa epistémica implicaría reducir la participación política a los ciudadanos más sabios, y, con ello, la posibilidad de acoger un elitismo político.
Una alternativa viable a esta cuestión puede encontrarse en la concepción republicana de la democracia deliberativa, que ofrece José Luis Martí. Se trata de una tesis que, sin refutar los argumentos a favor de la justificación epistémica, busca ampliar el grado de participación política, al tiempo que pretende estimular el desarrollo de las capacidades epistémicas del ciudadano y sus virtudes cívicas. En este contexto, la investigación se propone examinar si la propuesta que elabora Martí compromete la justificación epistémica de la democracia deliberativa con ciertos principios del perfeccionismo moral, es decir, si la idea de generar una ciudadanía virtuosa conllevaría una visión moral perfeccionista sobre los miembros de una comunidad política.
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Si bien se han ofrecido diferentes fundamentaciones del modelo, gran parte de sus defensores coincide en sostener que la concepción deliberativa de la democracia está justificada, y que por lo tanto logra producir decisiones políticas legítimas, porque el procedimiento deliberativo posee cierto valor epistémico. Esto es, la deliberación tendría ciertas virtudes que convierten al procedimiento de toma de decisiones democrático en una guía confiable para identificar resultados sustantivamente correctos. Sin embargo, sólo algunas personas tendrían aptitudes y habilidades, y contarían con preparación, instrucción e información suficiente para poder detectar, durante su participación en el debate, cuál es la mejor decisión a la luz de criterios sustantivos de corrección. Consecuentemente, la defensa epistémica implicaría reducir la participación política a los ciudadanos más sabios, y, con ello, la posibilidad de acoger un elitismo político.
Una alternativa viable a esta cuestión puede encontrarse en la concepción republicana de la democracia deliberativa, que ofrece José Luis Martí. Se trata de una tesis que, sin refutar los argumentos a favor de la justificación epistémica, busca ampliar el grado de participación política, al tiempo que pretende estimular el desarrollo de las capacidades epistémicas del ciudadano y sus virtudes cívicas. En este contexto, la investigación se propone examinar si la propuesta que elabora Martí compromete la justificación epistémica de la democracia deliberativa con ciertos principios del perfeccionismo moral, es decir, si la idea de generar una ciudadanía virtuosa conllevaría una visión moral perfeccionista sobre los miembros de una comunidad política.
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