VI Jornadas Debates Actuales de la Teoría Política
Contemporánea
Algunas herramientas analíticas para considerar la dimensión espacial de los sitios de memoria
Adriana D’Ottavio (UBA – CIS/CONICET-IDES)
En los últimos
años, se han desarrollado en nuestro país una serie de “políticas de la
memoria” que tienen como objetivo institucionalizar una memoria colectiva sobre
el pasado de la última dictadura militar (1976-1983) en torno de la consigna
“memoria, verdad y justicia”. Entre ellas pueden destacarse la creación de un
feriado nacional el 24 de marzo y de un Archivo Nacional de la Memoria y la
reapertura de los juicios a los represores luego de la anulación de las leyes
de Punto Final (1986) y de Obediencia Debida (1987). En este contexto, además,
los más de 500 lugares que funcionaron como sede de la represión ilegal durante
la última dictadura comenzaron a ser señalizados como “ex centros clandestinos
de detención, tortura y exterminio” (ex CCDTyE). Algunos de ellos fueron
declarados sitios históricos y abiertos al público como espacios de memoria.
En esta ponencia me propongo pensar
la dimensión espacial de los sitios de memoria emplazados en ex CCDTyE como
problema de investigación. Para eso sugiero algunas herramientas analíticas que
permitan conceptualizarla para su análisis.
En primer lugar, voy a dar cuenta de
distintas formas en que se ha pensado la relación entre espacio y subjetividad.
Consideraré para eso perspectivas como la de De Certeau que, siguiendo a
Merleau-Ponty, hizo énfasis en cómo los sujetos construyen los espacios, y
otras como la de Connerton que, siguiendo los análisis de Simmel y Benjamin
sobre la sensibilidad propia de las ciudades, hizo foco en la capacidad de los
espacios para imponer sentidos y prácticas a los sujetos.
A partir de estos análisis es posible
pensar que la experiencia espacial engendra una memoria cultural. Así, para
analizar las políticas de memoria que se dan en los sitios emplazados en ex
CCDTyE, es necesario tener en cuenta cómo opera en ellos la especificidad del
espacio, que posee un carácter político propio. No serán entonces sólo los
discursos e imágenes de los sitios los que definan sus identidades y sus
políticas de memoria, sino también sus configuraciones espaciales y materiales,
las formas en que marcan el espacio, definen sectores con distintas lógicas de
representación y usos, establecen sus límites y su relación con el contexto
barrial, entre otras. Es necesario comprender en el análisis la dimensión
espacial de los sitios para dar cuenta de las formas de rememoración y conmemoración
que proponen, de las nociones de pasado y presente, memoria, verdad y justicia
que sostienen y elaboran.
Teniendo esto en cuenta, para
analizar cómo opera la especificidad del espacio en la conformación de
políticas de memoria, voy a considerar a continuación ciertas posibles estrategias
metodológicas. Partiendo de la necesidad de realizar descripciones densas de
los lugares de memoria, voy a seguir los planteos teóricos de autores como
Arjun Appadurai, Akhil Gupta y James Ferguson en torno al espacio para sostener
la necesidad de ir más allá de la etnografía. Así, si bien es necesario
analizar la configuración espacial de los lugares de memoria, sostengo que no
hay que naturalizar el lugar como unidad de análisis sino dar cuenta de los
procesos por los cuales un espacio adquiere una identidad específica a partir
de una inscripción cultural y de los flujos de diversa escala que conviven en
él.
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