VI
Jornadas Debates Actuales de la Teoría Política Contemporánea
Estado-nación y territorio: la producción de fronteras simbólicas y representaciones socio-espaciales
Federico Luis Abiuso (Becario doctoral – Universidad de Buenos Aires – Instituto de Investigaciones Gino Germani)
Eje: Topologías del Poder
La presente ponencia constituye un ejercicio reflexivo de indagación acerca de los vínculos existentes entre el espacio y el derecho; en este sentido, busca establecer un paralelismo entre la definición de la ciudadanía para algunos (los nativos) y la restricción de ciudadanía para otros (los migrantes externos).
Partiendo de la premisa de que toda práctica de exclusión en tanto práctica política está territorializada, ello en la medida que clasifica a los individuos y a las poblaciones en función de su capacidad de ocupar un espacio y de ser admitidos en él, la construcción del Estado-nación juega un papel central en la delimitación de un nosotros y de un otros; regulando la pertenencia al nosotros nacional y delimitando criterios de inclusión y exclusión de los otros.
Así planteado, lo territorial se convierte en una determinación constitutiva de la ciudadanía. Retomando lo anteriormente expuesto, el Estado-nación en tanto territorio delimitado sólo emerge como tal cuando produce, asimismo, al sujeto que lo habita, al ciudadano. Pero hay que destacar que paralelamente el Estado-nación define al otro, que puede adoptar distintas formas según el contexto que estemos teniendo en cuenta.
En el caso del presente escrito, me interesaría dar cuenta de la forma en la cual se producen, desde una de las principales instituciones del Estado (el poder judicial), representaciones socio-espaciales acerca de la figura del migrante externo. Para ello, considero un punto de partida fundamental destacar algunos elementos que hacen a la historia de las migraciones en Argentina.
Históricamente, Argentina ha sido un país receptor de migraciones en diversas etapas. Estas pueden subdividirse en tres momentos fundamentales.
El primero de ellos podemos situarlo a finales del siglo XIX y comienzos del XX, tiene como protagonistas a migrantes europeos, entre ellos a españoles, italianos del sur, rusos, polacos, eslavos; que si bien eran europeos, no eran los esperados por el proyecto de la élite política e intelectual nacional (en el cual la consigna alberdiana de gobernar es poblar es central), no vienen de la “Europa civilizada” como los anglosajones y por tanto, introducían en el país, al decir de Luis García Fanlo, ideologías extrañas al ser nacional, como el anarquismo o el socialismo.
Un segundo momento, ampliamente trabajado e investigado por Gino Germani, se abre con el proceso de industrialización y urbanización que se inicia en la década de 1930. Esta oleada migratoria va a consistir centralmente en el aumento de los flujos de migración interna.
Más acercándonos a nuestro tiempo, el tercer momento refiere a una tercera oleada de grupos migratorios, que provienen no de Europa sino de países limítrofes.
Las indagaciones que propongo acerca de los vínculos entre espacio-derecho y ciudadanía-restricción de ciudadanía se inscriben en el tercero de estos momentos o etapas; mi propósito es destacar algunos lineamientos teórico-empíricos en torno a las formas mediantes las cuales se producen, al interior del campo judicial, representaciones sociales discriminatorias con respecto al migrante sudamericano (centrándome específicamente en el migrante paraguayo, boliviano y peruano).
Una de las hipótesis centrales de este escrito es que muchas de esas representaciones se producen siguiendo una determinada lógica espacial; de ahí que tematizo dichas representaciones como instancias de construcción de fronteras simbólicas.
En el proceso de definición del otro migrante, el Estado es nacional en tanto y en cuanto se asienta en la construcción de una comunidad imaginaria que es la nación y en la (re)producción de una identidad común (un “nosotros”), para lo cual necesita levantar y mantener fronteras entre quienes pertenecen (y quiénes no) a esta comunidad.
El Estado-nación define quienes somos, pero también quienes son los otros; establece para ello fronteras entre “nosotros” y “ellos”. Estas se moldean, siguiendo los planteos de Pierre Bourdieu, en estructuras objetivas y subjetivas. Las fronteras se hacen observables tanto en la objetividad de las políticas migratorias como en la subjetividad de las representaciones sociales y de los esquemas de percepción, en el conjunto de los habitus. De esta doble producción, el Estado-nación constituye simbólicamente a esos otros migrantes, delimitando en esa producción sobre todo una relación de dominio: el acceso o no a derecho, la ciudadanía o la restricción de la ciudadanía. Y ello operando a partir de la base de la admisión (o no) en un particular territorio: la nación
La presente ponencia constituye un acercamiento a uno de mis objetivos de tesis de doctorado; enmarcándose al interior del Proyecto de investigación UBACyT “Diversidad etno-nacional y construcción de desigualdades en la institucion escolar y judicial. Un abordaje teórico metodológico en el abordaje de los casos del AMBA y la Provincia de Mendoza” , la propuesta de mi tesis es indagar en aquellos discursos producidos desde la sociedad receptora en relación al migrante sudamericano, para otorgarle mayor visibilidad a aquellas instancias en que se producen prejuicios, estigmatizaciones, estereotipos, en fin, que den cuenta de la instalación de muros mentales entre un nosotros y un otros, muros que obstaculizan el acceso de estos últimos al sistema de derechos y los ubican en una condición de mayor vulnerabilidad con respecto al nativo.
Partiendo de la premisa de que toda práctica de exclusión en tanto práctica política está territorializada, ello en la medida que clasifica a los individuos y a las poblaciones en función de su capacidad de ocupar un espacio y de ser admitidos en él, la construcción del Estado-nación juega un papel central en la delimitación de un nosotros y de un otros; regulando la pertenencia al nosotros nacional y delimitando criterios de inclusión y exclusión de los otros.
Así planteado, lo territorial se convierte en una determinación constitutiva de la ciudadanía. Retomando lo anteriormente expuesto, el Estado-nación en tanto territorio delimitado sólo emerge como tal cuando produce, asimismo, al sujeto que lo habita, al ciudadano. Pero hay que destacar que paralelamente el Estado-nación define al otro, que puede adoptar distintas formas según el contexto que estemos teniendo en cuenta.
En el caso del presente escrito, me interesaría dar cuenta de la forma en la cual se producen, desde una de las principales instituciones del Estado (el poder judicial), representaciones socio-espaciales acerca de la figura del migrante externo. Para ello, considero un punto de partida fundamental destacar algunos elementos que hacen a la historia de las migraciones en Argentina.
Históricamente, Argentina ha sido un país receptor de migraciones en diversas etapas. Estas pueden subdividirse en tres momentos fundamentales.
El primero de ellos podemos situarlo a finales del siglo XIX y comienzos del XX, tiene como protagonistas a migrantes europeos, entre ellos a españoles, italianos del sur, rusos, polacos, eslavos; que si bien eran europeos, no eran los esperados por el proyecto de la élite política e intelectual nacional (en el cual la consigna alberdiana de gobernar es poblar es central), no vienen de la “Europa civilizada” como los anglosajones y por tanto, introducían en el país, al decir de Luis García Fanlo, ideologías extrañas al ser nacional, como el anarquismo o el socialismo.
Un segundo momento, ampliamente trabajado e investigado por Gino Germani, se abre con el proceso de industrialización y urbanización que se inicia en la década de 1930. Esta oleada migratoria va a consistir centralmente en el aumento de los flujos de migración interna.
Más acercándonos a nuestro tiempo, el tercer momento refiere a una tercera oleada de grupos migratorios, que provienen no de Europa sino de países limítrofes.
Las indagaciones que propongo acerca de los vínculos entre espacio-derecho y ciudadanía-restricción de ciudadanía se inscriben en el tercero de estos momentos o etapas; mi propósito es destacar algunos lineamientos teórico-empíricos en torno a las formas mediantes las cuales se producen, al interior del campo judicial, representaciones sociales discriminatorias con respecto al migrante sudamericano (centrándome específicamente en el migrante paraguayo, boliviano y peruano).
Una de las hipótesis centrales de este escrito es que muchas de esas representaciones se producen siguiendo una determinada lógica espacial; de ahí que tematizo dichas representaciones como instancias de construcción de fronteras simbólicas.
En el proceso de definición del otro migrante, el Estado es nacional en tanto y en cuanto se asienta en la construcción de una comunidad imaginaria que es la nación y en la (re)producción de una identidad común (un “nosotros”), para lo cual necesita levantar y mantener fronteras entre quienes pertenecen (y quiénes no) a esta comunidad.
El Estado-nación define quienes somos, pero también quienes son los otros; establece para ello fronteras entre “nosotros” y “ellos”. Estas se moldean, siguiendo los planteos de Pierre Bourdieu, en estructuras objetivas y subjetivas. Las fronteras se hacen observables tanto en la objetividad de las políticas migratorias como en la subjetividad de las representaciones sociales y de los esquemas de percepción, en el conjunto de los habitus. De esta doble producción, el Estado-nación constituye simbólicamente a esos otros migrantes, delimitando en esa producción sobre todo una relación de dominio: el acceso o no a derecho, la ciudadanía o la restricción de la ciudadanía. Y ello operando a partir de la base de la admisión (o no) en un particular territorio: la nación
La presente ponencia constituye un acercamiento a uno de mis objetivos de tesis de doctorado; enmarcándose al interior del Proyecto de investigación UBACyT “Diversidad etno-nacional y construcción de desigualdades en la institucion escolar y judicial. Un abordaje teórico metodológico en el abordaje de los casos del AMBA y la Provincia de Mendoza” , la propuesta de mi tesis es indagar en aquellos discursos producidos desde la sociedad receptora en relación al migrante sudamericano, para otorgarle mayor visibilidad a aquellas instancias en que se producen prejuicios, estigmatizaciones, estereotipos, en fin, que den cuenta de la instalación de muros mentales entre un nosotros y un otros, muros que obstaculizan el acceso de estos últimos al sistema de derechos y los ubican en una condición de mayor vulnerabilidad con respecto al nativo.
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