IX Jornadas Debates Actuales de la Teoría Política Contemporánea “Resistencias y alternativas políticas en el capitalismo neoliberal” 23 y 24 de Noviembre de 2018. Rosario, Argentina.
Eje Subjetividades políticas. Poder y potencia en la trama neoliberal.
Coordinador: Emilio Lo Valvo (UNR)
¿Qué hacer (cuando no sabemos qué hacer)? Lenin decapitado en un baldío pos-soviético, ¿todo es posible? Pensar el hacer y hacer el pensar en estos tiempos que son urgentes, que son los nuestros, y explorar algunos de esos posibles, es la apuesta de estas jornadas que no queremos dejar de retomar en este eje.
En este terreno quisiéramos explorar, en particular, las discusiones y apuestas teóricas y militantes en torno a las figuras subjetivas que, en su afirmación, involucran una materialización política del presente. El agotamiento progresivo de la ciudadanía moderna como soporte jurídico de una obediencia consentida, la problematización de las clases sociales y los intereses históricos después de la des-realización de la historia, el desgaste de los partidos y la representación ante la emergencia de nuevas identidades, experiencias y sensibilidades políticas, el peso de las audiencias y los públicos en un entramado cultural informacional, simbólico e imaginal, abren la pregunta por la “forma política” que pudieran adquirir las resistencias, los antagonismos, las luchas en este presente neoliberal. Si a modo ejemplar, tomamos figuras como ser “pueblo” o “multitud” (e incluso el debate que puede generarse entre ellas), no es sólo porque ante la actualización de la gubernamentalidad neoliberal en nuestra región (que por supuesto, no puede hacerse sino mediante dispositivos específicos: crisis, guerra, deuda), afirman que hay partes, hay conflicto, hay política. Las figuraciones subjetivas implican además, que nuestras experiencias vitales como trabajadorxs precarizadxs, flexibles, disponibles, y sacrificables, aún pueden comprenderse en un marco estratégico, una forma política capaz de involucrar otros deseos, inventar nuevas realidades y proyectar una posibilidad alter-capitalista.
La mutación radical del capitalismo, a través de una serie de procesos (la informatización de la producción, las nuevas realidades del trabajo, los automatismos financieros) ha producido y produce nuevos modos de acumulación del capital (extracción, deuda, finanzas). Si hablamos de “trama” neoliberal, es porque la mutación neoliberal de nuestras sociedades no puede ni debe confundirse con la historia de la teoría neoliberal, ni con un conjunto técnico-ideológico de políticas públicas. Los efectos de dicha mutación por tanto, no pueden cerrarse “por arriba” (como ser el fin o la continuidad de determinados gobiernos), ni limitarse a una crisis económica del capitalismo (como la de 2008).
En nuestra región, asistimos al progresivo recrudecimiento de políticas pos/democráticas, que parecen sintonizar con neofascismos de superficie. En un evidente corrimiento de los marcos jurídicos del estado de derecho, asumimos también el triste desgaste de la estrategia de conformar “polos populares” (vía gobiernos progresistas) para inmunizar a nuestra región de la avanzada neoliberal. Las reacciones ante la avanzada de actores y grupos políticos que juegan y apuestan a la crisis del “orden democrático”, han pendulado entre la tristeza, el odio y la resignación. Las derrotas electorales de estos proyectos íntimamente ligados a la apuesta estatal, la judicialización de la política partidaria y la militarización de las protestas, marcan la tendencia a una polarización social y cultural creciente. Sin embargo, y al mismo tiempo, las prácticas, imágenes y discursos que intentan configurar un por-venir alter-neoliberal, no necesariamente expresan de modo directo la complejidad y pluralidad de luchas que hoy impugnan y combaten al neoliberalismo.
Creemos que estos procesos, que involucran el desdibujamiento de los límites de la comunidad y la puesta en cuestión de la realidad de lo político, fuerzan a recrear las coordenadas teórico-políticas, ante una realidad neoliberal, que involucra y pone en contigüidad, subjetividad y empresa, trama social y competencia, libertad y obediencia, deseo y mercado.
Pero ¿cómo pensar nuestras sociedades neoliberales del siglo XXI sin ignorar la problematización de los acervos modernos del pensamiento político? El vendaval de las luces del siglo XVII, que abonó sueños emancipatorios, tradiciones e identidades políticas, masacres y gestas revolucionarias, hoy es apenas un soplo que se siente en los talones. Toda una serie de distinciones se nos presentan en una crisis que creemos necesario asumir: social/político, público/privado, naturaleza/artificio, hombre/animal, guerra/política, ciudadano/soberano, hombre/mujer, burguesía/proletariado, pasión/razón, primer mundo/tercer mundo, centro/periferia, economía real/economía financiera, democracia/dictadura, solidaridad/anomia, real/virtual, extensión/pensamiento, modernidad/posmodernidad, etc.
En este terreno quisiéramos explorar, en particular, las discusiones y apuestas teóricas y militantes en torno a las figuras subjetivas que, en su afirmación, involucran una materialización política del presente. El agotamiento progresivo de la ciudadanía moderna como soporte jurídico de una obediencia consentida, la problematización de las clases sociales y los intereses históricos después de la des-realización de la historia, el desgaste de los partidos y la representación ante la emergencia de nuevas identidades, experiencias y sensibilidades políticas, el peso de las audiencias y los públicos en un entramado cultural informacional, simbólico e imaginal, abren la pregunta por la “forma política” que pudieran adquirir las resistencias, los antagonismos, las luchas en este presente neoliberal. Si a modo ejemplar, tomamos figuras como ser “pueblo” o “multitud” (e incluso el debate que puede generarse entre ellas), no es sólo porque ante la actualización de la gubernamentalidad neoliberal en nuestra región (que por supuesto, no puede hacerse sino mediante dispositivos específicos: crisis, guerra, deuda), afirman que hay partes, hay conflicto, hay política. Las figuraciones subjetivas implican además, que nuestras experiencias vitales como trabajadorxs precarizadxs, flexibles, disponibles, y sacrificables, aún pueden comprenderse en un marco estratégico, una forma política capaz de involucrar otros deseos, inventar nuevas realidades y proyectar una posibilidad alter-capitalista.
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