Eje Temático: Las nuevas servidumbres y lo que resta de la democracia: pasiones colectivas e imaginarios teológico-políticos en el capitalismo neoliberal
Coordinadorxs: Emilio Lo Valvo (LEFT-POL/UNR) lovalvo.emilio@gmail.com; Lucía Vinuesa (LEFT-POL/UNR) luciavinuesa@gmail.com
La pandemia y su excepción, las guerras y disputas geoestratégicas, los desastres y catástrofes ambientales, los golpes de estado duros y blandos en Latinoamérica, los procesos constantes de endeudamiento y re-endeudamiento del sur, los encarcelamientos, asesinatos y atentados a líderes sociales y políticos, la reciente victoria electoral de D. Trump, y la desquiciante gestión (¿posdemocrática?, ¿autoritaria?, ¿autocrática?) de J. Milei. La coyuntura, en Argentina, como en América Latina, fuerza a pensar y obrar en el maridaje entre dispositivos políticos post disciplinarios ya consolidados del capitalismo (deuda, finanzas, guerras), técnicas gubernamentales como la “emergencia” o la “crisis”, mandatos felicistas, pasiones turbias, discursos sacrificiales y formas libertarias de la crueldad que proliferan al amparo de nuestras sociedades neoliberales.
Nuestro eje se interroga por las nuevas servidumbres, pero ¿en qué sentidos puede la servidumbre ser aprehendida como parte de una actualización problemática de lo político? ¿Es posible exceder las coordenadas histórico-políticas de su emergencia como contracara de una hipótesis laica y moderna de la libertad? ¿Bajo qué condiciones podríamos heredar con la servidumbre (y en la estela de Maquiavelo, de La Boétie y Spinoza) una crítica de nuestra realidad contemporánea? ¿Es posible expandir el tratamiento moderno de la tiranía y sus caracteres (el nombre, la imagen, el Uno, el hilo de la crueldad) al ocaso de estos tiempos? ¿De qué modos puede recuperarse, en el capitalismo neoliberal, el estatuto espectacular, escandaloso y paradójico de la servidumbre? ¿Qué hacer con esta orientación “nociva” o “perversa” del deseo, que apunta a la salvación y la libertad y no cesa de arrastrarnos a la servidumbre?
En la última década, la “alegría”, la “esperanza” y el “amor” han sido parte de variados discursos políticos que prometen felicidad y realización personal, ser uno mismo. Este espesor afectivo, sin embargo, parece fluctuar hacia una renovada pregnancia política de pasiones como el odio y el miedo. Nuevas figuras de la derecha radical transnacional configuran estructuras afectivas contra supuestos enemigos que erigen como amenazas del orden, la familia y el trabajo. Allí la llamada “ideología de género”, las poblaciones migrantes, el Estado y lo común, resultan blancos privilegiados de ataque. Lo que ocultan esos discursos, es la tiranía del capital en su versión neoliberal actual, aquello que efectivamente atenta contra las posibilidades de una buena vida, con seguridad social, y con condiciones para el desarrollo individual y colectivo. En nuestras latitudes y de modo vehemente, el Estado, pero también “lo público” y sus instituciones, se caracteriza como un “colectivismo” que es necesario destruir. ¿No se pone en entredicho, con ello, la justificación moderna de la relación de obediencia, como rúbrica de una protección del súbdito por parte del soberano? En las ruinas de este pacto de sujeción se expande el desierto de las relaciones de sometimiento. El desmantelamiento institucional de los poderes públicos y la tiranía del capital nos traen el paisaje de las nuevas servidumbres.
¿Por qué las pasiones colectivas encuentran su cauce principal en fantasías hiper-individualistas que promueven una crueldad inédita? Entre las alegrías y las tristezas de la precariedad existencial de trabajadorxs y emprendedorxs, se alojan formas nuevas imágenes teológico-políticas de las derechas latinoamericanas y la neo reacción global. Este imaginario alimenta, a su vez, un poder absoluto y trascendente que ejerce la ley como ilegalidad. ¿Cómo combatir la potencia de estos imaginarios, que ofrecen figuras de redención y representaciones salvíficas, codificaciones concretas e imágenes saludables para resistir el arrasamiento neoliberal de la subjetividad del cual se benefician? Vía el deseo y la servidumbre, ¿se podrían atemperar aquellas explicaciones de nuestra realidad que insisten en la ignorancia, la pasividad o la pérdida de crítica de las masas como mojones de la eficacia de un engaño o prestidigitación autoritaria?
Frente a la fuerza de los procesos políticos y vitales que atravesamos, ¿qué lugar pueden ocupar figuras universales o comunes de la subjetividad política como el “pueblo”, la “parte de los sin parte”, la “multitud”? ¿Qué queda del imaginario democrático-radical ante la violencia de esta fase de acumulación? El devenir tiránico del capital, comenta F. Lordon, exuda la crueldad del despojo y relaciones serviles. La fuerza de una tiranía no puede explicarse por una persona, sino por la multiplicidad del deseo popular, por la actividad de lxs dominadxs que tiene como efecto su propia esclavitud. La servidumbre no es un padecimiento, sino un ejercicio sin reserva que nos interroga por lxs siervxs como fuerzas productivas y deseantes. El proyecto continental de las derechas violentas, racistas, misóginas y propietarias, se está materializando ante nosotrxs, y en nosotrxs. ¿Bajo qué condiciones históricas y políticas se hace cada vez más deseable? ¿De qué modos imaginamos su interrupción? ¿Cómo inocular cierta cautela que permita desviar el deseo de la norma capitalista? ¿De qué maneras inhibir, sabotear y resistir estas servidumbres que nos convidan los tiranos? ¿Cómo dejar de complacerlos?
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