Chamanismoa Deleuziano: Variaciones políticas de una filosofía del acontecimiento
Japhet Torreblanca del Carpio (Universidad Católica de Santa Maria en Arequipa)
Eje Temático: Identidades Políticas
Resumen
Dada la evidente despolitización de la vida en las sociedades del capitalismo tardío, situación que disimula, lo que podríamos llamar, la prolongación de un permanente estado de guerra o para decirlo en palabras de M. Foucault, que al invertir el enunciado de Clausewitz, nos dice que la filigrana de la paz y la actualidad del debate dentro de los ilusorios márgenes de la soberanía sirven para disimular el hecho efectivo de la dominación y en consecuencia la clausura de la política.
Atendiendo a su vez a las limitaciones que propuestas como la política “multitudinaria” de Hardt y Negri tienen en cuanto a la efectuación misma de lo político (Frente a la que oponemos la política del involuntarismo, planteada por Francois Zourabichvili) y a ciertas objeciones hechas por teóricos marxistas como Slavoj Zizek, a lo que él llama el pensamiento político “posmoderno”, que ha desplazado el interés por la critica que podía hacer la economía política a los estudios culturales, donde el reconocimiento cultural importa más que la lucha socioeconómica, lo que retomando los análisis de Luc Boltanski, ha servido para fortalecer al capitalismo al no poner en discusión sus ejes fundamentales, es que busco en la figura del chamán, una propuesta u apuesta propia que puede salvar los obstáculos mencionados, en pro de una más sincera efectuación de lo político.
La importancia del chamán como figura política no esta en el sólo hecho de que este esencialmente tiende a las metamorfosis o las transformaciones (pueden verse otros muchos ejemplos en el occidente antiguo, de los griegos a los cristianos) sino en la cualidad apertural de su apuesta. No menos importante es que su practica se asienta sobre un presupuesto ontológico, que podría decirse, plantea serias objeciones a lo que entendemos por real y en consecuencia, al sentido implícito en la producción de subjetividades normales, la distribución de los espacios, el uso de los recursos, etc. Una “sociología cósmica” diría para resumir lo que intento tomar del pensamiento amerindio, que me ha sido descubierta por los trabajos del antropólogo brasilero Eduardo Viveiros de Castro. Objeciones todas, que consideradas en su real magnitud, nos fuerzan a rediseñar nuestro pensamiento y nuestras prácticas al tratar cuestiones como lo económico y lo político, las que traen a su vez a la palestra la insidiosa pregunta planteada por Nietzsche (y que Peter Sloterdijk entre otros a reactualizado en nuestro actual momento): ¿Cual es el tipo de hombre (animal) que queremos domesticar?
Atendiendo a su vez a las limitaciones que propuestas como la política “multitudinaria” de Hardt y Negri tienen en cuanto a la efectuación misma de lo político (Frente a la que oponemos la política del involuntarismo, planteada por Francois Zourabichvili) y a ciertas objeciones hechas por teóricos marxistas como Slavoj Zizek, a lo que él llama el pensamiento político “posmoderno”, que ha desplazado el interés por la critica que podía hacer la economía política a los estudios culturales, donde el reconocimiento cultural importa más que la lucha socioeconómica, lo que retomando los análisis de Luc Boltanski, ha servido para fortalecer al capitalismo al no poner en discusión sus ejes fundamentales, es que busco en la figura del chamán, una propuesta u apuesta propia que puede salvar los obstáculos mencionados, en pro de una más sincera efectuación de lo político.
La importancia del chamán como figura política no esta en el sólo hecho de que este esencialmente tiende a las metamorfosis o las transformaciones (pueden verse otros muchos ejemplos en el occidente antiguo, de los griegos a los cristianos) sino en la cualidad apertural de su apuesta. No menos importante es que su practica se asienta sobre un presupuesto ontológico, que podría decirse, plantea serias objeciones a lo que entendemos por real y en consecuencia, al sentido implícito en la producción de subjetividades normales, la distribución de los espacios, el uso de los recursos, etc. Una “sociología cósmica” diría para resumir lo que intento tomar del pensamiento amerindio, que me ha sido descubierta por los trabajos del antropólogo brasilero Eduardo Viveiros de Castro. Objeciones todas, que consideradas en su real magnitud, nos fuerzan a rediseñar nuestro pensamiento y nuestras prácticas al tratar cuestiones como lo económico y lo político, las que traen a su vez a la palestra la insidiosa pregunta planteada por Nietzsche (y que Peter Sloterdijk entre otros a reactualizado en nuestro actual momento): ¿Cual es el tipo de hombre (animal) que queremos domesticar?
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